VIVIR EN LO OBLICUO, de Claude Parent

Imagen: cubierta del libro de Claude Parent Vivir en lo oblicuo de la editorial Gustavo Gili (fuente).

Claude Parent es un arquitecto francés que ha trabajado junto al arquitecto/ensayista Paul Virilio en un concepto de habitabilidad conocido como "arquitectura oblicua". Este concepto dista mucho de ser una mera opción funcional a añadir a los paradigmas arquitectónicos en uso; antes bien, se pretende constituir en un paradigma en sí mismo, en una idea cuyo camino es el del cambio revolucionario en la función misma de "Bauen Wohnen Denken" (Heidegger). Como puede sospecharse por el título, la idea parte de la sustitución de la construcción-habitación en ciudades de edificios según un modelo alterno horizontal/vertical, por la generación de estructuras oblicuas.

¿Qué significaría, entonces, "vivir en lo oblicuo"? El nuevo paradigma oblicuador va más allá de ser un mero esquema para viviendas y otros edificios, y se convierte en un nuevo modelo de gestión no sólo del espacio habitado y habitable, sino también del transporte y la movilidad, la industria, la economía y, en suma, todos los aspectos del devenir humano en las comunidades que éste construye. De la ciudad imaginada por Claude Parent y Paul Virilio desaparecerían las carreteras y aparcamientos, y con estos, los coches y demás vehículos de motor. El medio de transporte fundamental pasaría a ser, entonces, el simple andar, privado, debido a la oblicuidad de todos los edificios -mediante figuras que alternarían rampa-plano-rampa-plano en sucesión- de obstáculos: el edificio se convierte en lo salvable, y los muros de la habitación privada, en el suelo del caminar público. Tal y como Parent nos explica, la ausencia de obstáculos al movimiento, pero, al tiempo, la conciencia de la propia corporalidad producida por la resistencia ejercida al movimiento en la subida, y el incremento de la energía en la bajada, producirían en el ser humano un devenir consciente de sí mismo en tanto ser corporal, activo y ya no pasivo, móvil y ya no movido. Ausencia de obstáculos, autoconsciencia corporal, ser activo: libertad en la elección del camino y ya no canalización, conducción predeterminada; organismo frente a mecanismo -meditación y elección orgánicas frente a repetición, tic, estereotipo-, rebelde con el destino bajo la propia égida frente a engranaje enajenado, extrañado de sí.

Valiente prospectiva la de Claude Parent, y conciencia de la propia fecha de caducidad de su propia propuesta, derribada desde dentro antes de ser construída frente a los vientos de la Historia futura que reivindica ya su propio modo de entender su propio espacio en su propia dinámica. Futuro que todavía no -nunca- es, y presente que, de momento, sólo nos ha dejado guiños, como:
Saint Bernadette - Claude Parent

o bien:
Teatro Silvia-Monfort - Claude Parent

¿Qué más podemos pedirle a un arquitecto, en tanto que artista, aparte de que imagine, que imagine el espacio y sus modos de construirlo, de habitarlo, de pensarlo? ¿Importa acaso que no trascienda la inmateria, ese reino morfeico, ese reservorio eterno que aguarda con la despensa siempre repleta para inviernos del alma? ¿No es esa inmateria un lugar que también construimos, habitamos, pensamos? Claude Parent lo ha hecho, desde luego, invitándonos a hacerle una visita, donde, algo duro, aunque cortés, nos mostrará caminos que suben y que bajan en todas direcciones, camino con la meta puesta en la propia corporalidad, corporalidad como propio destino.

Vivir en lo oblicuo
Claude Parent
colección: GGmínima
Gustavo Gili SL, Barcelona 2009.
64 pp
16.5 x 12 cm
Rústica
español
ISBN: 978-84-252-2277-1


(Texto de 2011).

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